Martires carlistas del reino de Valencia 1936-1939

Cuentan que cuando Ramiro de Maeztu se halló frente a sus verdugos les dijo: “Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero”. Todos y cada uno de los mártires carlistas pudieron rubricar esas palabras, porque todos y cada uno de ellos sabían que morían por lo que habían trabajado, por lo que habían luchado, por lo que habían vivido, por lo que creían. Los mártires carlistas creían firmemente en la virtualidad de su ideario, edificado por la historia a la sombra de la cruz redentora de Cristo. Era su acicate, la razón de sus vidas. Al perecer en las siniestras encrucijadas de la retaguardia republicana o en las trincheras de los frentes de combate, el ¡Viva Cristo Rey! que brota de sus corazones para estallar en la garganta y resonar para siempre en el universo es, al tiempo, proclamación de fe religiosa y expresión gozosa del ideario, resumen de su compromiso temporal y esperanza en la Vida que les aguarda. El único propósito de estas páginas es recuperar la memoria de los mártires carlistas valencianos que, inmolados por balas asesinas, han sido condenados después por el olvido de unos, el retraimiento extrañamente pudoroso de otros y por el desprecio de quienes todavía hoy continúan teniendo a las víctimas de la retaguardia republicana por muertos de segunda clase, poco menos que culpables de su propia muerte, del mismo modo que el régimen republicano los relegó a ciudadanos de categoría inferior, sin derechos ni consideraciones. Es una obligación moral recuperar la memoria histórica. También de los asesinados en la retaguardia republicana durante la Guerra Civil entre 1936 y 1939.